Su nebuloso origen nos lleva hasta la fría Escandinavia, en un viaje de siglos. De allí, durante siglos también, fueron dando tumbos por Europa, hasta adentrarse peligrosamente en los limes del imperio romano. Lograron lo que parecía imposible: saquear la Ciudad Eterna. Romanos a su manera, estos hijos de un dios furioso, se asentaron en la península ibérica, donde fundaron el reino más poderoso de su momento en el occidente cristiano, el reino de Toledo, con Roma en el recuerdo y la intención. Hasta que les sobrevino la ruina en 711, en buena parte debida a ...
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